Contrario a lo esperado conocí e hice nuevos y maravillosos amigos. BFF's incluso.
Retomé unas amistades y descuidé otras (sorry, I'm an imperfect human).
Fui a menos conciertos de los que quise, y no me importó.
Me atropellaron.
Descubrí y nombré el Síndrome McFly de desvanecimiento bigeográfico.
Intenté hacer un plan, otro y otro... fracasé y dejé de intentarlo.
Amé a Don Drapper tanto como a Derek Shepard.
Me disfracé -conceptualmente- de gato con botas y de princesa Leia.
Hablé más en inglés.
Hice tres blogs nuevos.
Conocí a Michel Houellebecq.
Pedi un permiso no remunerado de 3 meses.
Prometí leer a Vargas Llosa (después de que se ganó el Nobel).
Pasé 364 sin ir a la playa.
Comparti gym con Ricardo Fort (mini-vomit).
Corrí 10K.
Vi mi primera peli 3D (creo).
Conocí y entendí a Holly Golightly.
Viajé a Chile.
Hice la tabla periódica de los Objetitos (así dijo Dani).
Soñé con New York, París, Berlin, D.F., Madrid y hasta con Caracas.
Me desconocí a mi misma más de una vez.
Comí todas las cotufas que pude. Incluso sin ir al cine.
Quise irme, quise quedarme, quise dejar de querer.
Hice franelas del fin del mundo.
Estuve en cola en Caracas 5 horas y quise que llegara el fin del mundo.
No atendí el teléfono el 50% de las veces que sonó.
Me desbloquearon de la pagina del pasaporte... ¡y me lo saqué!
Hice una tiendita Etsy.
Reafirmé mi amor profeso y eterno al Stilnox.
Me dieron tarjetas de crédito argentinas y se me complicó la solvencia.
Me convertí en Residente Permanente.
Retomé el alemán.
Fui a una cllinica de sueño.
Celebré mi cumple soplando las velitas de una amiga.
Hice esta lista manejando por Caracas.
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