Thursday, October 9, 2014

Sólo termina de veras lo que recomienza cada mañana

Paris, Diciembre 2013.

   "Una de las veces en que se encontraron en el barrio latino, Pola estaba mirando la vereda y medio mundo miraba la vereda. Hubo que pararse y contemplar a Napoleón de perfil, al lado una excelente reproducción de Chartres, y un poco más lejos una yegua con su potrillo en un campo verde. Los autores eran dos muchachos rubios y una chica indochina. La caja de tizas estaba llena de monedas de diez y veinte francos. De cuando en cuando uno de los artistas se agachaba para perfeccionar algún detalle, y era fácil advertir que en ese momento aumentaba el número de dádivas.

    -Aplican el sistema Penélope, pero sin destejar antes -dijo Oliveira-. Esa señora, por ejemplo, no aflojó los cordones de la faltriquera hasta que la pequeña Tsong Tsong se tiró al suelo para retocar a la rubia de ojos azules. El trabajo los emociona, es un hecho.
    -¿Se llama Tsong Tsong? -preguntó Pola.
    -Qué sé yo. Tiene lindos tobillos.
    -Tanto trabajo y esta noche vendrán los barrenderos y se acabó.
    -Justamente ahí está lo bueno. De las tizas de colores como figura escatológica, tema de tesis. Si las barredoras municipales no acabaran con todo eso al amanecer, Tsong Tsong vendría en persona con un balde de agua. Sólo termina de veras lo que recomienza cada mañana. La gente echa monedas sin saber que la están estafando, porque en realidad estos cuadros no se han borrado nunca. Cambian de vereda o de color, pero ya están hechos en una mano, una caja de tizas, un astuto sistema de movimientos. En rigor, si uno de estos muchachos se pasara la mañana agitando los brazos en el aire, merecería diez francos con el mismo derecho que cuando dibuja a Napoleón. Pero necesitamos pruebas. Ahí están. Echales veinte francos, no seas tacaña."
 


Julio Cortázar
Rayuela / Hopscotch
Capítulo 64 (fragmento)



One of the times they had met in the Latin Quartier, pola was looking at the sidewalk, practically everybody was looking at the sidewalk. They had to stop and study the profile of Napoleon, alongside it an excellent reproduction of Chartres, and a little farther on, a mare and her foal in a green field. The artists were two blonde boys and an Indo-Chinese girl. The chalk box was full of ten- and twenty-franc pieces. From time to time one of the artists would crouch down to perfect some detail, and it was easy to see that at that instant the donations would increase.

    "They are using the Penelope system, but without unweaving first," Oliveira said. "That lady, for example, she didn't loosen her purse-strings until little Tsong Tsong got down on the ground to  retouch the blond with blue eyes. Work produces sentiment, it's a fact."
    "Is her name Tsong Tsong?" Pola asked.
    "How should I know. She has nice ankles."
    "So much work and tonight the women who sweep the streets will come and it's all over."
    "That's precisely why it's so good. Colored chalk as an eschatological pattern, the theme for a thesis. If the municipal water wagons didn't put an end to all of it at dawn, Tsong Tsong would come herself with a pail of water. The only thing that really ends is what starts over again in the morning. People throw coins without knowing that they're being cheated, because those pictures are really never erased. They may change sidewalks or colors, but they're already there in finished form in a hand, a box of chalk, a wise system of movements; if one of those boys were to spend the morning waving his arms around he would deserve ten francs just as much as when he draws Napoleon. But we want proofs. There they are. Give them twenty francs, don't be cheap."



2 comments:

Lara said...

acabo de releer rayuela. cada vez me gusta mas

Ana said...

Same here. Cada vez entiendo algo distinto y me pierdo en ciertas certezas. Saludos Lara (: